A una
semana de mi vuelta a España me planteo un pequeño balance… ¿Ha merecido la
pena? ¿Qué he aprendido? ¿Qué he cambiado? ¿Cómo me planteo la siguiente etapa?
Las
ideas, sensaciones y sentimientos se agolpan en mi al preguntarme todas estas
cosas, aún recuerdo los primeros días en los que pensé… me he equivocado… esto
no es lo mío, aún recuerdo esa sensación de miedo en mi cuerpo al caminar por
las calles de este país.
Me veo
ahora y pienso, ¿realmente me equivoque? Y la respuesta es sí, me equivoque en
el momento en el que pensaba que estaba equivocada, que experiencia tan rica,
que experiencia tan intensa, que experiencia tan completa. No puedo pensar una
alternativa mejor que la de venirme a Uganda, no puedo plantearme mi vida ahora
sin estar en este país, sin ver sus colores, sin hablar con su gente, sin mis
proyectos y mis futuros.
Me
queda una semana de ilusión y espera, ilusión por la llegada, ilusión por los
abrazos que tengo para dar, por las historias que vamos a compartir, por volver
con toda mi gente, pero me queda una semana de despedida de una experiencia que
no sólo ha cambiado mi vida, ha cambiado el destino de mis próximos pasos.
He
aprendido mucho, he cambiado mucho, he conocido a mucha gente que me está
ayudando a ser quien soy. He roto muchas barreras en mi corazón, he perdido
muchas púas y corazas, estoy aprendiendo a no juzgar y a amar incluso aquello
que siempre he rechazado.
Digo
hasta pronto Uganda, me voy para recargar fuerzas y para volver con un proyecto
que me emociona y entusiasma. Me voy para pensar, organizar y planificar mi
vuelta con grandes perspectivas.
Me voy
pero vuelvo.