jueves, 23 de octubre de 2014

El gran viaje

Y la espera terminó y comenzó el gran viaje de la maternidad...

Para poner en contexto os cuento que esa casa tan vacía que tenía se ha llenado de color... y todo gracias a tanta gente generosa que tengo a mi alrededor!!! ha quedado toda una monada, parece que he ido al rastro a comprar todos los muebles a juego,,,, ¡¡¡y no he comprado nada!!! He tenido tanta, tanta suerte.... todo me lo han prestado, los muebles, las cosas de cocina, las cosas del bebé.... lo único que he comprado ha sido una cama y porque no podía ya más levantarme del suelo con el barrigón.

Parecía que Gael quería llegar antes, pero... a la hora de la verdad.... ¡¡¡No llegaba ni para atrás!!!! Llegó mi madre, llegó y se aburrió de esperar.... y este niño no hacía nada por salir. Y yo ya no podía más, entre la tristeza, la inseguridad de la maternidad, la incomodidad del embarazo y el sentimiento de no querer vivir lo que estaba viviendo... estaba deseando que saliera el niño y confirmar que el amor nace, que los niños te llenan de vida y que había tomado la decisión acertada cuando sentí que tenía que tener a este bebé.

Y llegó el parto... ese parto tan bonito que yo me había imaginado, en mi casa, en la tranquilidad de un espacio sin condiciones ni condicionamientos, a mi ritmo, a mi forma, tranquila.... y no fue así. Todo se fue complicando hasta llegar a la temida cesárea. Que tristeza llegar ahí, que pena... pero era eso o eso y, como en todo, hay que saber decir que no a algunos sueños para conseguir otros. Y ese otro ha sido Gael.

 

Y ahí empieza el verdadero viaje, no el de Uganda, no el de Bolivia... no, el de la maternidad. Las noches sin dormir, el dolor de la lactancia, el cansancio, la sensación de prestado.... Pensaba que me lo habían dejado y que alguien vendría a reclamarlo... ¡pero no es así! y cada día que pasa me doy cuenta de que nadie se lo va a llevar, que es mío de ahora en adelante y que no nos podrán separar más.... que sensación más impresionante.

 
Y así, entre ojeras, noches sin dormir, pañales y sacaleches pasan las horas y pasan los días.... y ya hace un mes que nació este regalo del que tanto protesté y del que ahora no podría pensar que no existiese.