domingo, 25 de noviembre de 2012

Vivo en Uganda

Esta es una frase que puede parecer banal, pero que para mí no lo es. Vivo en Uganda.

Cuando llegue a este país pasé unas semanas planteándome ciertas preguntas; ¿Es verdad que he dejado mi trabajo? ¿Es verdad que he dejado mi casa? ¿Es vedad que he dejado mi familia y amigos? ¿Me he venido aquí? ¿Para qué? ¿Segura? ¿Estás loca?

Si, todas esas preguntas me las repetí cientos de miles de veces, y la respuesta siempre era sí, he hecho todo eso, he dejado mi trabajo, mi casa, mi familia y amigos para venir aquí. Lo difícil llegaba después de esa confirmación… ¿Y para qué?
 
Me ha costado bastante tiempo darme cuenta que todo esto era real, era palpable. Un día, después de mucho tiempo, me encontré sentada en un autobús, con mi macuto, yo sola y… ni siquiera mirando por la ventana, leyendo, como sin darme cuenta de donde estaba, pensando que era normal todo lo que, tras la ventana, Uganda me mostraba. Aún me esperaban 5 horas de viaje… y ahí me di cuenta que ya no era una turista, que estaba viviendo en Uganda.
 
La afirmación fue un shock, una sorpresa… ¿estoy realmente viviendo en Uganda? Pues sí. Lo noto en pequeñas cosas, en detalles, ya no me sorprenden las motos con cuatro personas, no me sorprenden los colores, no me sorprende la pobreza. Se moverme y conducir por esas carreteras de barro como si de Madrid se tratase, voy de ciudad en ciudad como si supiese donde estoy, como si conociese sus calles.

Vivo en Uganda

viernes, 16 de noviembre de 2012

La cotidianidad de lo no cotidiano

Han pasado muchas cosas en los cinco meses que llevo en Uganda, unas más fáciles de asimilar, otras más difíciles de digerir, pero todas ellas han cambiado en alguna medida mi alma.
 
Las cosas que al principio me sorprendían han pasado a formar parte de una cotidianidad en mi vida que me sorprende y asusta.

Recuerdo esos primeros días en que todo me era hostil, agresivo, sucio. Recuerdo ese miedo a salir del hotel, a moverme sola, a comprar, a hablar con la gente, a ser la única blanca. Todos esos recuerdos los siento tan lejos, a días me pregunto… ¿han pasado sólo cinco meses?
 
Los paisajes, los comercios, la gente caminando, el clima, todo forma parte de mi caminar diario, de mi mundo actual, todo forma parte de mi. Pero esas cosas sólo son diferentes a las que hasta ahora conocía en su forma, sus colores, sus olores.
 
Pero hay ciertas cosas que me resultan cotidianas que se que no lo son.
 
Recuerdo el primer niño que, semidesnudo, sucio y mal alimentado, me saludó al pasar por la primera aldea en la que estuve. Recuerdo la sensación de sorpresa de que algo así pudiese pasar en el mundo. No es lo mismo ver esos documentales de La2 en los que ves la situación de otros países pero no sientes, no percibes, a estar ahí frente a ese niño que te mira con mezcla de admiración y miedo, que no entiende que en el mundo exista otra forma de vida, que no ha comido lo suficiente, que no va a la escuela, que no sabe lo que es el jabón pero que a pesar de todo cuando pasas te regala su mejor sonrisa. Mi primera sensación fue dolorosa y de incomprensión, pero ahora, a fuerza de la costumbre, miro a esos niños y pienso… ¡pero mira que mono! Me he mimetizado con su sonrisa, con esa que no entiende que hay otra forma de vida, que en el mundo hay comida pero que está mal repartida, que muchos niños tienen el privilegio de ir diariamente a la escuela y que hay gente que no sabe que el jabón es un lujo.



Esta semana hemos celebrado un cumpleaños especial. Hemos celebrado el primer cumpleaños de Eddie, Sadic y Steven. Ya he asumido que no saben su edad, que no saben en qué año nacieron, que no saben en qué mes nacieron y por supuesto que no saben el día en que nacieron… (Como para regalarles una carta astral!!!) Y he comprendido que nunca han celebrado un cumpleaños, para mí este concepto ya lo he asumido como normal, pero se nos ocurrió el otro día darles una sorpresa y celebrar sus cumpleaños como su primer cumpleaños.



Pensábamos que comprar gorritos y matasuegras podría ser excesivo, que quizá nos mandarían a la porra por sentirse demasiado mayores como para algo así, pero se nos olvidó que no sabemos lo que es no haber celebrado nunca un cumpleaños. Su cara de sorpresa y felicidad recompensa todo.

 
 Feliz cumpleaños.

 

domingo, 4 de noviembre de 2012

Fiebre Marburg


Y aquí de nuevo con las enfermedades tropicales;

Esta vez no tiene un nombre conocido, se llama fiebre marburg y se trata de algo parecido al Ébola pero más radical. Es poquita cosa, si te pilla te mata, la única diferencia enter el Ébola y esta es que ésta te mata más rápido…. Así que si la pillas por lo menos no sufres, lo cual es una ayuda…

La última vez que paso algo así en Uganda fue en verano y todo el mundo estaba muy preocupado por el Ébola, tanto es así que muchos de los voluntarios que iban a venir a la escuela de Kelele cambiaron sus planes. En ese momento la enfermedad estaba toda localizada en una ciudad al oeste del país, pero a unos 200 kilómetros de Kasenda, el pueblo donde está la escuela, y todo el mundo se preocupó mucho yo creo que  por el nombre tan horrible que tiene esa enfermedad.

Esta vez el virus radical está en Kasenda… nada, poquita cosa, solo es la aldea donde está la escuela…

Lo bueno es que para contagiarse no es tan fácil, tienes estar en contacto directo con los líquidos del cuerpo de una persona enferma, sangre, orina, saliva o semen. Creo que soy capaz de estar sin todas esas cosas por unos días.

Las cosas parece que están controladas en la zona, así que no hay tanto peligro de contagio. Por el momento solo ha muerto una persona en el pueblo y parece que no hay más casos. Sólo espero que las cosas estén realmente controladas.

¿Qué os parece si os llevo esta enfermedad a España? ¿O mejor me quedo aquí un ratito por si acaso?

jueves, 1 de noviembre de 2012

Los transportes en Uganda

Después de unos meses moviéndome como una loca por el país he descubierto que un sitio se conoce por su medio de transporte. Creo que hasta el momento he probado todos los medios de trasporte posibles en Uganda, pero… como cada día me esperan sorpresas… no puedo decir que no descubriré algún otro.

Empezaré de grande a pequeño:

Autobuses grandes; Los autobuses grandes son muy grandes. Tienen dos asientos en un lado y tres en otro, como los aviones, la diferencia es que en estos las ventanillas nunca cierran bien, los asientos son muy estrechos y todo parece un poco desvencijado. Cuando llegas a la estación de autobuses empieza a acosarte gente que quiere que te subas a su autobús con la promesa de que va a salir enseguida porque está lleno… Esto es algo que dicen siempre pero que hasta la fecha he podido comprobar que es absolutamente falso. Una vez que pagas y te subes al autobús piensas… ¿tardaremos mucho en irnos? Y la respuesta siempre es SI. El tiempo máximo que he estado en un autobús parado hasta el momento han sido cuatro horas. En ese tiempo tu cerebro empieza a pensar… y si me hubiese ido al otro autobús… y si en vez de eso hubiera llegado un poco antes… y si me voy y me tomo un café… y si… y si… Es como una tortura prolongada e incierta… solo queda rezar para que se llene pronto y puedas empezar el viaje. Los les miro a ellos y no descubro en sus rostros nada de esta tortura, no se quejan, no se revuelven en el asiento, no leen, no escuchan música… solo esperan, paciente y tranquilamente a que el autobús decida partir. Además… no mean!!! Esto es algo que me sorprende todas las veces… piden agua, beben sodas… y no mena!!! Donde van todos esos líquidos? Al mismo lugar que van sus mentes resignadas ante la espera?

Autobuses medianos; Esto es todo un reto, en este autobús hay un asiendo a un lado y dos a otro, y uno en el pasillo de esos de quita y pon, así que, haciendo algo de matemáticas vemos que en total caben cuatro en una fila… pues no… muy mal con las cuentas… en estas filas caben seis, más las gallinas por el suelo, los sacos de maíz, la ropa, comida y la mochila sobre las piernas. Si tienes suerte en tu fila se sentarán personas estrechitas, pero si no tienes suerte y te toca la gorda con dos niño… estas jodida… Estos autobuses también tardan en salir, pero como necesitan menos gente pues tardan menos, eso sí, entre la mochila, la gorda, los niños y el hacinamiento, cuando sale el autobús ya se te han dormido las piernas, los pies y las rodillas te van a reventar. Estos autobuses van muy despacio, muy muy despacio, pero una vez más tu pareces ser la única que se revuelve en su asiento, la única que pone cara de cansancio, la única que necesita cambiar el culo de postura de vez en cuando, ellos esperan con la sensación de que no les cuesta, que no sufren, que sus cuerpos no resiente el cansancio… te hace sentir francamente débil.

Minibuses o taxis; estos son el medio de transporte más común, aquí también suelen poner más gente de la que permiten los asientos y nunca estas del todo segura de que te están cobrando lo que se supone que te deberían cobrar. La diferencia entre estos taxis y los autobuses es que aquí tienes tú que decirle al conductor dónde te quieres bajar y normalmente no te entienden o no tienen idea de donde bajarte, así que rezas para hacerte entender o que alguien te explique qué está pasando.  Son bastante cómodos, rápidos y baratos, lo malo es que para moverte sin problemas tienes que conocer el país y los nombres de los sitios que tienes que ir encontrándote en tu camino.
 

Taxis coches; Estos son increíbles, se caen a pedazos, no te entienden los conductores, van a toda castaña, no son caros y parecen seguros, eso sí… como explicas a dónde vas? Con imaginación… pero mucha imaginación. En estos coches también caben ingentes cantidades de personas, más de las que nunca pensaste que entrarían en un coche… y la cosa es que cabe... si es que en Europa, entre las sillitas de bebe y la tontería general… al próximo que me diga que no caben seis personas en un coche lo traigo a Uganda…

Boda Boda; estas son motos en las cuales te juegas la vida, vas sin casco, entre coches, tres o cuatro personas en ella (e incluso niños…) con de todo, equipaje, comida o lo que se interponga en tu camino. Aquí estás en manos del conductor, el cual puede ser muy experto, experto o un temerario. Existe una gran diferencia entre los Bodas en la ciudad y los Bodas en los pueblos. Los primeros parece que te van a matar a cada cinco minutos, entre que los coches no te ven, los otros bodas no te respetan, tienen que sortear baches… y todo esto sin casco… parece una tarea difícil de sobrepasar, eso si, en horas punta es la única manera de llegar a algún lado a tiempo… Aunque en mi caso… me paso todo el trayecto rezando y con los ojos cerrados para no gritar. En los pueblos es diferente, no hay tráfico y son mucho más seguros para moverse entre barrizales en estas épocas de lluvia, aunque cuando estás en ellos siempre piensas… de esta no salgo…
 

Bici Boda; Si si, el las bicis también te transportan… son bicis grandes, con un asiento encima de la rueda trasera, te sientas en ellas como las amazonas y… ala!!! A pedalear!!! Este es casi el único medio de transporte de los pueblos, con estas bicis se mueven de lado a lado y es la que les permite vender su cosecha en los mercados locales. De todos los medios de transporte que he encontrado en Uganda, este es sin duda el que más me ha sorprendido y fascinado.. con que habilidad se meten en caminitos, sorteando baches, sorteando piedras, sin tirarte de la bici y dándote todo el tiempo del mundo de mirar y disfrutar, además, cuando viene una cuesta te dicen que te bajes y subes caminando hasta que el camino vuelve a allanarse y pueden volver a pedalear… Además, este es un medio de transporte propio de los locales, en la zona donde yo estoy es la primera vez que ven a una Muzungu en una bici... y preguntan… pero si los muzungus no van en bici!!!